Una amiga japonesa, que vive en Roma, me contaba que cuando vuelve a Tokio de vacaciones lo encuentra tan modificado respecto al año anterior que no lo reconoce. Algo parecido me ocurre a mí, cuando vuelvo a Jaén cada diez días. La ciudad se ha transformado tan frenéticamente que no es posible reconocer con nitidez ninguno de los espacios que habitan en el desván de mi memoria más cercana. Pero si algo han conseguido las recientes operaciones urbanas ha sido despertar un cierto debate, hecho que siempre es positivo.
Una de las principales controversias surgidas en los últimos meses ha sido la propuesta de construcción de un nuevo museo en el recinto de la antigua prisión provincial. Diversas voces plantearon cuál debía ser el modelo a seguir por el nuevo museo, a la vez que apareció una polémica sobre mantener o no el viejo edificio de la prisión. En la encrucijada se han mezclado conflictos corporativos, políticos y competenciales que han dificultado la compresión integral y ordenada del problema.
La Fundación Arquitectura Contemporánea, que nace con el objetivo de actuar como catalizador en la difusión, promoción e investigación de la ciudad, ha querido organizar, junto con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, su primera actividad pública en la ciudad de Jaén. La pretensión es la de aportar ideas y contribuir de forma positiva al debate existente sobre el tipo de museo que la ciudad necesita. Transcurrida una semana, desde la realización de estas interesantes jornadas, parece oportuno realizar algunas consideraciones sobre los temas expuestos en las mismas.