domingo, 24 de febrero de 2008

La casa Duclós de José Luis Sert

HELION, MELION, TETRAGRÁMMATON
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“A fines del siglo XVIII el sublime conde Cagliostro conquistó Europa entera desnudando su daga, trazando con su punta ingeniosa el círculo mágico y dando al viento estos soberanos vocablos: ¡Helion, Melion, Tetragrámmaton!. ‘Medio’, ‘clima’. ‘factor geográfico’ son cosas muy parecidas a ese vocabulario omnipotente del astuto napolitano”.

Como un conjuro utiliza estas palabras Ortega y Gasset en su viaje por las landas francesas para dominar la depresión que le causa la geografía entendida como algo que determina la historia. La tierra influye en el hombre, pero el hombre reacciona transformando la tierra en torno a él, “...de modo que donde mejor se nota la influencia de la tierra en el hombre es en la influencia del hombre sobre la tierra”. Este artículo publicado en El Espectador, durante 1925 mientras Sert realizaba sus estudios de arquitectura, anticipa uno de los temas constantes en la obra del arquitecto: sus raíces mediterráneas.

En el mismo año, Rafael Benet en las crónicas que enviaba desde París a la revista La Veu de Catalunya describía el pabellón L’Esprit Nouveau de Le Corbusier como algo que “...hace reflexionar mucho...”. Las relaciones entre lo “mediterráneo” y la nueva arquitectura serán constantes en el proceso de formación de José Luis Sert que finalizará en 1933 con su participación en el IV CIAM de Atenas, una vez concluidos sus tres primeros edificios: la casa Duclós en Sevilla y los inmuebles de las calles Rosselló y Muntaner en Barcelona. En 1934 pronuncia una conferencia en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona donde manifiesta claramente su posición:

Debemos defender una arquitectura de clima, una arquitectura mediterránea hecha para un sol intenso, una atmósfera diáfana y un paisaje amable. Arquitectónicamente no podemos respetar otras fronteras que las naturales, geográficas, eternas...”. Los vocablos del conde napolitano resuenan en el texto de Sert.

El primer contacto con la nueva arquitectura tiene lugar en un viaje que realizó a París en 1926, donde al parecer ya había leído tres libros de Le Corbusier, Vers une architecture (1923), Urbanisme (1924), y probablemente Almanach d’architecture moderne (1925) o bien L’art décoratif d’aujord’hui. (1925). Pero es en 1928 cuando se produce el definitivo acercamiento a la arquitectura moderna a través de tres eventos: la Exposición de artistas vascos celebrada en San Sebastián, los artículos aparecidos en la revista Novedades, y sobre todo, a raíz del viaje de Le Corbusier a Barcelona donde acude, por invitación de Sert, a impartir dos conferencias. El aún estudiante de arquitectura demostrará su voluntad de apropiarse del nuevo lenguaje que recorre Europa con el proyecto “Hotel en la Playa”, realizado en colaboración con dos de sus amigos: Torres Clavé y Subirana.

A falta de una asignatura para terminar la carrera, José Luis Sert decide continuar su aprendizaje trasladándose a París con el objetivo de trabajar y consolidar su relación con Le Corbusier. Permanece en la rue de Sèvres durante el año 1929 hasta probablemente febrero de 1930. A lo largo de 1929 vuelve varias veces a Barcelona, una de ellas para entregar el denominado “proyecto de reválida” con el que obtiene el título de arquitecto el 10 de agosto del mismo año.

Paralelamente a su estancia en París se ocupa de diversos temas, entre otros, de la organización de una exposición en Barcelona titulada Arquitectura Nova. El manifiesto de esta muestra tiene como base los artículos publicados en L’Esprit Nouveau por Le Corbusier pero en las obras expuestas se aprecia como los arquitectos españoles entienden que, si los hombres deben tener las mismas necesidades en todo el mundo, no es cierto que las condiciones geográficas sean tan universales. La nueva arquitectura se muestra desde unas nuevas condiciones técnicas que solucionan problemas universales pero que deben ser adaptadas a las condiciones de cada lugar.

En julio de 1929, todavía en la capital francesa, comienza a elaborar un proyecto por encargo de su madre: unas casas de alquiler en la calle Rosselló de Barcelona. Durante los días 24 al 27 de octubre, Sert asiste al II CIAM de Frankfurt. En diciembre del mismo año termina los planos de otro edificio de apartamentos en la calle Muntaner, también por encargo de su madre. El inmueble barcelonés obtiene el permiso definitivo para su construcción en diciembre de 1930.

En una entrevista publicada en abril de 1930, José Luis Sert declaraba que la arquitectura moderna: “es la única que puede satisfacer plenamente las necesidades (materiales y espirituales) del individuo de hoy, sirviéndose de elementos constructivos difundidos en muchos países de Europa y América...La supresión de los muros portantes aligera de manera notable la construcción...Consecuencia de esta nueva técnica son las formas nuevas, de una ligereza hasta hoy imposible de obtener...”. Es una nueva técnica constructiva la que contribuye al desarrollo de la capacidad del individuo y la que introduce una nueva estética pero dentro de la tradición visual occidental. La arquitectura moderna tiene el deber de recuperar la identidad entre forma y estructura que ha poseído a lo largo del tiempo.


La influencia de Le Corbusier en este pensamiento es indudable. Basta recordar las dos conferencias dadas por el arquitecto suizo en Barcelona, durante su estancia en mayo de 1928. En la primera de ellas mantiene: “La arquitectura ha de someterse a tres ineludibles exigencias. En primer lugar, a la ciencia; la ciencia arquitectónica nace de la técnica misma de la arquitectura...En segundo lugar vienen las exigencias de la plástica...En tercer lugar, es necesario un sentimiento viviente, una concepción del mundo, una actitud ante la existencia y las necesidades de una época”. Entre las cuestiones técnicas se mencionan las ventajas del hierro y del hormigón armado; para la plástica, se recurre a las formas puras, simples y regulares. En la segunda conferencia, titulada Arquitectura y estructura, la casa ya no será una máquina para habitar sino “un lugar para satisfacer necesidades superiores”, comienzan a aparecer analogías con la naturaleza, referencias a la armonía, a la geometría, al orden, que recuerdan la teoría clásica arquitectónica.

Sert tendrá la oportunidad de llevar a la práctica su pensamiento teórico en la casa que proyectará a lo largo de 1930, para ofrecérsela como regalo de bodas a su prima María Benita López Sert que se desposará con el onubense Francisco Duclós Pérez el 24 de Septiembre de 1930, en la ciudad de Comillas, de donde era originaria.

El matrimonio decidirá instalarse en el barrio de Nervión de la capital andaluza donde ejercía la medicina el doctor Duclós. El nuevo ensanche sevillano quedó estructurado por la calle Oriente (hoy Luis Montoto), por la Avenida Eduardo Dato y por la avenida del Matadero (actualmente Ramón y Cajal). El nuevo barrio puede ser considerado la primera transformación de suelo rústico en urbano, de verdadera importancia, que va a promover el capital privado en Sevilla, perfilándose como soporte de un ensanche burgués en la capital andaluza. El área era una zona de edificación extensiva con viviendas unifamiliares aisladas y un esquema de trazado que pretendía ser de ciudad jardín. El proyecto para la casa obtiene la licencia de obras el 2 de diciembre de ese mismo año, algo antes del permiso de construcción para el edificio de la calle Muntaner en Barcelona.

Previamente a la boda, la pareja de novios coincidió con Sert en Comillas, donde veraneaban, comenzando a establecer el programa que debía tener la casa completándose por medio de correspondencia entre el arquitecto y el doctor Duclós. Al parecer, Sert visitó el solar, decidiendo apoyar el volumen de la casa en una de las medianeras, dejando libre el resto de la parcela para proyectar un jardín en L que rodeara la casa y la independizara de las parcelas vecinas. Coherente con su planteamiento teórico, este “primer ensayo” como lo califica el propio Sert, tendrá como objetivo satisfacer las necesidades materiales y espirituales de un médico y su familia.

En el debate internacional del momento, el ámbito proyectual más receptivo respecto de la contextualización ambiental será la casa unifamiliar aislada y, más adelante, será el núcleo principal en torno al cual se articularán los intentos de síntesis de tradición y modernidad en el escenario español. Con esta vivienda, Sert tuvo la oportunidad de aprender a conciliar arquitectura moderna con tradición y circunstancias locales.

Plano original con las cuatro plantas de la casa Duclós: terraza, baja, piso y sótano

La casa Duclós es una vivienda unifamiliar que se ubica dentro de una parcela casi cuadrada de 535 m2, ocupando una superficie total de 169 m2. Está resuelta en cuatro plantas que resuelven un programa de residencia a la que se añade la necesidad de una consulta de cardiólogo para el doctor Duclós. Este programa se resuelve por medio de una doble crujía de habitaciones separadas por una escalera de un sólo tramo que une las diversas plantas. En la planta semisótano se disponen las dependencias de servicio, cocina e instalaciones; en la planta baja, las dependencias principales de uso diurno incluyendo la consulta médica. La planta primera se destina a dormitorios, vestidores y aseos. Y la última planta, a lavadero, dormitorio, aseo y solarium.

La casa está construida con una estructura metálica de doce pilares sobre una retícula rigurosamente modulada que determina el volumen del edificio. Esta sencilla retícula de pilares y jácenas aparece al exterior en diferentes puntos, generando un organismo que basa su discurso en un proceso de vaciado o relleno del volumen y le sirve como argumento para componer el alzado principal de la casa. Esta vivienda no llega a constituir un ejemplo claro de la planta libre, más bien existe, como mantiene Rovira, una voluntad de aprender a aplicar el lenguaje y los principios expuestos en las conferencias de Barcelona por Le Corbusier.

Detalle de la planta "piso" con las firmas del propietario el doctor Duclós y de José Luis Sert
La retícula de pilares de la casa Duclós se basa en un módulo cuya unidad es 3,75 mts., que en planta genera un rectángulo de proporciones 1:1.5; los alzados se generan a partir de un cuadrado que se repite en una relación 3:4. No es ajeno, José Luis Sert, al “lirismo matemático” presente en la obra de Le Corbusier que recorre las diferentes artes en la Europa de entreguerras. En éstas existe una especie de mística del orden, un culto a la sección áurea, a las proporciones numéricas y a la exactitud de la arquitectura. “Bajo las bellas obras de todas las épocas se esconde el número. Es el esqueleto sin él que ni un cuadro ni un poema puede mantenerse en pie” diría Jean Cocteau.

En la composición del alzado, Sert se enfrenta al difícil problema del tratamiento del paralelepípedo simple, enunciado en 1927 por Le Corbusier en la Villa Stein de Garches, y que en este caso el joven arquitecto resuelve con el recurso de romper la simetría, adosándose a la medianera y superponiendo en la fachada orientada al Sur una galería cubierta que avanza hasta la misma medianera. De esta forma, recoge en una composición unitaria todo el frente que rompe al retranquear el volumen del garaje en la entrada a la casa con lo que transforma la galería en pórtico de ingreso; creando un juego de luces y sombras, de vacíos y llenos que caracterizan la imagen de la casa.

Plano original con los alzados y secciones de la casa Duclós
El ángulo opuesto al ingreso también lo vacía para crear un porche con un sutil, casi invisible pilar metálico, que garantiza la continuidad con el jardín y proporciona a la casa una estancia al aire libre. Este tema lo repetirá un año más tarde en su propuesta para “dos tipos de vivienda mínima para playa” publicado en el número 8 de la revista AC Documentos de Actividad Contemporánea.

El recurso de la galería superpuesta lo encontramos en la villa Baiseau de Cartago proyectada por Le Corbusier en 1928, pero independientemente de las referencias lingüísticas a su maestro, también la encontramos en los corrales de vecinos, en los cortijos y en general, en la arquitectura mediterránea. En el articulo Raíces mediterráneas de la arquitectura moderna, Sert mantiene: “Las fachadas al mediodía, se protegen del exceso de sol, mediante emparrados o porches, elementos que tamizan la luz sin privar la visión del paisaje exterior. Los tejados son planos, en terrazas, o de teja árabe y siempre de muy poca pendiente; de forma que el prisma que los sustenta, domina el conjunto, conservando este toda su fuerza y pureza”. El arquitecto entiende que la intensidad de luz en una ciudad como Sevilla hace necesario colocar delante protecciones en forma de galerías o viseras, elementos presentes en determinadas arquitecturas vernáculas.

Cuando el edificio se completa en su dimensión vertical, Sert sustituye la estructura con unos sutiles elementos metálicos, soportes de toldos nunca colocados, que nos remiten a la estructura y al volumen original de la casa, “elementos necesariamente precisos (esqueleto, estructura, volúmenes, cubos de aire, superficies de iluminación...)”, dirá el arquitecto más adelante.

El carácter de “ensayo” que Sert le da a esta casa, queda en evidencia en la exposición realizada, durante septiembre de 1930, en el Casino Viejo de San Sebastián, donde presenta los proyectos: “Hotel en la Playa”, el “Pueblo de Veraneo” y las viviendas plurifamiliares de las calles Rosselló y Muntaner pero no muestra el proyecto de la casa Duclós, que probablemente estaría ya terminado, porque ese mismo mes se casaba su prima. Aunque también es posible que no quisiera mostrar los planos de la casa antes de regalarlos.

Detalle de la sección de la casa por el garaje y acceso a la consulta del doctor

Los días 25 y 26 de Octubre, José Luis Sert participa en Zaragoza en la constitución del GATEPAC (Grupo de Arquitectos Técnicos Españoles Para una Arquitectura Contemporánea) siendo uno de los redactores iniciales de la declaración de principios del grupo, donde leemos: “con objeto de contribuir en nuestro país al progreso de la nueva orientación universal de la arquitectura y de estudiar y resolver los problemas que se presentan al adaptarla a nuestro ambiente, se ha formado una agrupación de arquitectos y técnicos relacionados con todos los ramos de la construcción y del mobiliario (...) creemos firmemente que esta orientación está basada en principios fundamentales y sólidos hijos de nuestra época y organización social actual, marcando el sentido que ha de tener la arquitectura, estamos dispuestos a trabajar por este ideal con todos los medios posibles...Como medio eficaz de propaganda, aparecerá próximamente una revista órgano del grupo”.

Detrás de estas palabras se encuentra, una vez más, el pensamiento de Ortega y Gasset, que con ocasión del encuentro de intelectuales castellanos que tuvo lugar en Barcelona el 23 de marzo de 1930 manifestó: “...la oportunidad de convocar una asamblea en la que participen los españoles más preparados y capaces con el fin de deliberar sobre los problemas cardinales y pragmáticos de la vida pública española para coordinar finalmente el nuevo Estado Nacional...”.

La presentación de los estatutos del GATEPAC se realizó el 28 de noviembre de 1930 coincidiendo con la celebración del III CIAM en Bruselas, en el que era imprescindible participar como una etapa más del proceso de institución de la nueva arquitectura. El primer número de la revista A.C. Documentos de Actividad Contemporánea aparece en Marzo de 1931 donde como resultado del tema La ciudad funcional discutido en el CIAM de Bruselas se dedica a la “urbanización de la Barcelona del futuro”.

A lo largo de 1931 se construye la casa Duclós y Sert tiene la oportunidad de verificar sus hipótesis acerca de la nueva arquitectura y su relación con el poder evocador, simbólico del sublime “mediterráneo”, con su arquitectura popular y sus particulares circunstancias locales y climáticas.

El interés del momento por la arquitectura popular se traduce en una interpretación de los modelos constructivos y tipológicos. En 1930, García Mercadal dice: “En el labriego mediterráneo (...) la expresión ornamental de la estructura deriva del propio gusto espontáneo innato, de una fantasía naturalmente inventiva (...) El programa de las casas mediterráneas es extremadamente sencillo (...) Mahón, todo geometría, tal vez Menase cumplidamente las aspiraciones de los cubistas más fanáticos”.

En los años treinta lo “mediterráneo” significa un modo de vida virgen no contaminado por la sociedad industrial y sobre todo, es cultura clásica. La idea de belleza es como un sueño robado a la vida y a la realidad pero como algo que se vislumbra en el horizonte. La belleza como nostalgia. En consecuencia, muchos de los proyectos españoles realizados durante estos años aspiran a realizar: “...una arquitectura humana y natural, (...) una arquitectura popular atenta a las producciones del contexto rural; una arquitectura ambientalista, capaz de interaccionar con las especifidades del lugar; una arquitectura de la diferencia, en cuanto condición de representar las peculiaridades locales, (...) una arquitectura sencilla, ajena a las retorcidas fantasías de los artistas de la maniera o a los caprichos narcisistas de a creatividad individual; una arquitectura al margen de la moda, (...), y en cierto sentido, ésta también será una arquitectura primitiva, pues se caracterizará por su acentuado antihistoricismo, idóneo para recuperar los iconos de lo esencial en un mundo en vías de ‘purificación’”.


Paradigmática es, en este sentido, la casa Duclós que se construye en una ciudad que había celebrado en 1929 la Exposición Iberoamericana, bastión del regionalismo arquitectónico con un ambiente de fuerte eclecticismo análogo al existente en la Exposición Universal de Barcelona. La casa de la familia Duclós López es un hecho aislado en medio de la “tradición cultural sevillana” tan lejana de la verdadera riqueza de su arquitectura vernácula.

Sin embargo, no es de extrañar la receptividad de la pareja Duclós López a las propuestas del joven arquitecto catalán, considerando que el doctor Duclós había realizado estudios de especialización en París hacia 1925, donde es posible que visitara la Exposition Internationale des Arts Décoratifs el Industriels Modernes y allí conociera de primera mano el pabellón L’Esprit Nouveau de Le Corbusier interesándose por la nueva arquitectura. A este respecto, es de destacar que la familia Duclós mantenía relaciones de amistad con Juan Ramón Jiménez y otros intelectuales de la época. María Benita López, con estudios de Magisterio, pertenecía a la familia del Marques de Comillas por lo que sus contactos con artistas e intelectuales eran igualmente frecuentes.

Paralelamente a la finalización de la casa Duclós se termina el edificio de la calle Roselló, en Barcelona, con una fachada sin atributos ejemplo de la más pura tradición sachlich, con barandillas metálicas idénticas a las aparecidas en revistas alemanas de la época. A pesar de la admiración por Le Corbusier, el edificio de la calle Roselló participa de la atmósfera objetiva que su maestro detestaba. Sert, en su proceso de aprendizaje, se está apropiando de lo que sucede a su alrededor. En este recorrido de dudas e incertezas las desbandadas son frecuentes.

Su “pequeño ensayo” de Sevilla con volúmenes puros recuerda la relación entre modernidad y tradición. Es una casa unifamiliar que, sin ser de fin de semana, plantea también la informalidad de la vida al aire libre con un fuerte contacto al exterior como demuestran el porche, la terraza posterior y la azotea cubierta de toldos. La casa Duclós se encuentra más cercana a la idea de “mediterraneísmo”, predominante en el próximo CIAM, que sus primeros proyectos en las calles Muntaner y Roselló.

En efecto, el IV Congreso Internacional de Arquitectos Modernos celebrado en 1933, representará una fecha clave para la orientación de la nueva arquitectura. Debido a la imposibilidad de celebrar el IV CIAM en Moscú, el congreso se realiza a bordo del barco Patris II, en un viaje por el Mediterráneo de Marsella a Atenas, desde el 29 de Julio hasta el 13 de agosto de 1933. En este congreso están ausentes los arquitectos residentes en la URSS, como Gropius y Breuer, habiendo una amplia representación de franceses y suizos, además de una participación de españoles, italianos, ingleses y griegos. Será el congreso en el que se impondrán las tesis de Le Corbusier, perfilando un proyecto de impronta latina que se contrapondrá a la concepción Sachlich de los alemanes.


A partir de este viaje la vanguardia se convirtió en estilo y lo “mediterráneo” no sólo estaba en la base de la arquitectura clásica o renacentista, sino que era origen de las formas modernas. Lo “mediterráneo” eran las raíces del nuevo estilo que autentificaban su pertenencia a una cultura. Desde ese momento, las relaciones con las características “indígenas” (clima, luz, colores, construcción...) serán decisivas.

Sert no vuelve por Andalucía hasta 1935 cuando, con Miró y Torres Clavé, realizó un estudio sobre los cortijos de Cádiz, las cubiertas de Almería, los patios mínimos de Tarifa y los corredores de las casas de vecinos de Córdoba. Estudio publicado en el número 18 de la revista A.C. Documentos de Actividad Contemporánea dedicado a La arquitectura popular mediterránea, donde comprueban como el repertorio de la arquitectura popular mediterránea se amplia desde Ibiza y las orillas del “mar interior” hasta el sur de España y la costa atlántica, algo que quizás José Luis Sert ya había intuido al proyectar la casa Duclós.


Verifican como la designación “mediterraneum”, inicialmente geográfica, tiene unos confines inestables, unas fronteras que no están definidas ni en el espacio ni en el tiempo “...son irreductibles a la soberanía o la historia, no son estatales ni nacionales...”. Para estos arquitectos del GATEPAC: “la arquitectura moderna, técnicamente, es en gran parte un descubrimiento de los países nórdicos, pero espiritualmente es la arquitectura mediterránea sin estilo la que influye esta nueva arquitectura. La arquitectura moderna es un retorno a las formas puras, tradicionales, del Mediterráneo. ¡Es una victoria más del mar latino!”.

Para los arquitectos españoles se consigue una arquitectura de la tierra, “...basada en elementos existentes, una arquitectura para un clima, una luz y un paisaje determinado.” Nombrar las ideas de clima, medio y factor geográfico produce una cierta calma intelectual. Al ver la casa Duclós una vez más, resuenan las palabras que Ortega y Gasset pronunciara en el tren como un conjuro, tan eficaz, que hasta las ruedas del vagón, martilleando sobre los carriles, repetían murmurando: ¡Helion, Melion, Tetragrámmaton! ¡Helion, Melion, Tetragrámmaton!.


Bruxelles, 2008


Publicado en:
SEVEN AVANT-GARDE HOUSES || SEPT MAISONS D'AVANT-GARDE || ZEVEN AVANT-GARDISTICHE HUIZEN, Ed. CIVA,, Bruxelles 2008.



Texto original en la Versión española en:


La casa Duclós de José Luis Sert

Revista de Historia y Teoría de la Arquitectura, 6-7, 179-198. Sevilla 2005