La torre y recinto de El Cardete en Benatae forma parte de un sistema de torres medievales de origen islámico que existen en la Sierra de Segura (Jaén). A continuación se presentan los avances de los resultados de investigación alcanzados dentro del Proyecto I+D+i del programa Retos, perteneciente al Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. Una ponencia que ha sido mostrada en el prestigioso congreso internacional ReUso que ha reunido a investigadores de los cinco continentes en torno a la reutilización del patrimonio arquitectónico, urbanístico, así como paisajes culturales e industriales. El congreso ha abordado cuestiones metodológicas, técnicas, académicas o proyectuales, sobre la documentación, la conservación, la reutilización y la recuperación del patrimonio arquitectónico, urbanístico o paisajístico.
Tras la creación del reino Taifa de Saqura en el siglo XI, la medina de Segura de la Sierra, en la actual provincia de Jaén, controlaría un amplio territorio dentro de las sierras que jalonan esta zona del sureste peninsular. Durante el periodo denominado como segundas taifas, entre 1147 y 1169, o en las décadas siguientes una vez que este territorio estuvo en manos almohades, ante el peligro de los ejércitos castellanos, Segura de la Sierra y las alquerías circundantes levantaron sus propias estructuras defensivas.
De este periodo medieval todavía subsisten en el valle de Segura de la Sierra, en diferente estado de conservación, más de doce torres que estaban rodeadas con un recinto fortificado, y que en su mayoría no han sido intervenidas nunca desde su construcción; esta circunstancia brinda una oportunidad única para estudiarlas y conocerlas en profundidad. La investigación que estamos llevando a cabo en el valle de Segura de la Sierra está permitiendo estudiar en profundidad estas doce muestras de arquitectura defensiva musulmana en sus aspectos funcionales, tipológicos, históricos, constructivos y formales, como paso previo a establecer métodos de restauración y conservación eficaces en edificaciones realizadas en tapial calicostrado y de calicanto en los zócalos.
Estas torres son de base rectangular y forma troncopiramidal, con una media de altura en torno a las 20 cajas o varas de tapial. En su mayoría contaron con tres forjados de madera interiores, separando otras tantas estancias desde la terraza al basamento, siempre elevando sobre la rasante del terreno. A menudo estas torres estaban englobadas en un recinto fortificado y del que, en la mayoría de los casos, apenas subsisten vestigios.
Sin embargo hay una de ellas en las que este recinto se conserva prácticamente intacto. Se trata del denominado castillo del Cardete cuya presentación se realiza por vez primera en un ámbito científico y es la principal aportación de esta comunicación. Esta torre mantiene a su alrededor un recinto amurallado cuya conservación es excepcional, no sólo por haber conservado buena parte de los alzados de la torre (hasta 13 m en la cara sureste), sino porque aún es posible reconocer la morfología de su recinto murado de unos 420 m2, de los que la torre ocupa unos 32 m2. Los restos de muralla y su trazado original permiten extraer unos datos muy valiosos y determinar cómo estaban configurados, así como el tamaño y disposición de este tipo de cercados fortificados.
El recinto se encuentra situado en la ladera Este del cerro del Cardete, (UTM X: 0525721 Y: 4244273) a 630 m.s.n.m., en el término municipal de Benatae (Jaén) y habría controlado la salida del valle de Segura hacia Levante. Está situado en una zona de gran visibilidad, lo que le permitía actuar como articulación entre los subsistemas de Segura y Siles. Se comunica visualmente con el Castillo de Segura, con la torre Sur de las torres de Santa Catalina, con el castillo de Góntar y La Torre y, posiblemente también, con las desaparecidas torres de Benatae y Fuente de la Torre.
La ubicación estratégica del castillo, controla una superficie de aproximadamente 350 hectáreas de terreno cultivable con una topografía muy suave, regado por el río Guadalimar y por manantiales existentes al sur y norte de la torre, de los que aún quedan evidencias. En el valle de Segura estos pequeños castillos se situaban siempre en ladera, nunca en lo alto de un cerro, presidiendo y controlando desde un lateral un área de influencia con una topografía relativamente suave y cuya superficie variaba entre las 250 y 350 hectáreas. Estos asentamientos cumplían una doble función defensiva y productiva, siendo un referente de articulación territorial de primer orden, condicionante del desarrollo económico y social del espacio sobre el que se implantaban. Esta forma de establecimiento aparece además en las torres y castillos de Altamira, Gutamarta, Catena, La Torre y Fuente de la Torre.
La mayoría de estos recintos fortificados estaban conformados por una sencilla cerca o muralla de tapia a los que se les unía una torre, que no sólo tenía funciones defensivas sino también de almacenaje pero, sobre todo, servía para mantener una vigilancia cercana de las explotaciones agrarias bajo su protección y un control visual lejano con otras torres del valle de Segura, cuyo territorio triangulaban para evitar ángulos ciegos y puntos muertos ocasionados por la topografía. Es decir, estos recintos con torre además de tener un sentido defensivo y agrícola también eran un eficaz sistema de comunicación.
Levantamiento fotogramétrico del recinto y torre El Cardete
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Estas construcciones, perdidas en un rincón de la Sierra de Segura, son un documento desconocido pero imprescindible para conocer y estudiar en profundidad aspectos funcionales, históricos, constructivos y formales de unas edificaciones que, todavía hoy, nos permiten leer los criterios de organización del territorio, su geometría, sus volúmenes, las técnicas constructivas procedentes de la tradición constructiva musulmana andalusí; permitiéndonos entender cómo, por qué y para qué se implantaron en este territorio fronterizo.
Lamentablemente no están en un núcleo urbano, no son demasiado accesibles, están en mitad del campo…, por lo que a nadie les parecen importar. Esta torre y sobre todo su recinto, tras ocho siglos en pie, amenaza ruina y con acabar desmoronándose. Los fragmentos de muros que han ido cayendo en los últimos años han sido retirados del lugar para permitir un mejor cultivo de unos olivos que avanzan imparables. Pero la torre continúa erguida, casi desafiante, controlando el territorio.
Lamentablemente no están en un núcleo urbano, no son demasiado accesibles, están en mitad del campo…, por lo que a nadie les parecen importar. Esta torre y sobre todo su recinto, tras ocho siglos en pie, amenaza ruina y con acabar desmoronándose. Los fragmentos de muros que han ido cayendo en los últimos años han sido retirados del lugar para permitir un mejor cultivo de unos olivos que avanzan imparables. Pero la torre continúa erguida, casi desafiante, controlando el territorio.
Sólo se ama lo que se conoce y sólo se defiende lo que se ama. Impedir la pérdida irreparable de este legado construido en tierra sería la mejor manera de testimoniar y transmitir a generaciones futuras su significado histórico, arquitectónico, patrimonial... Una herencia que es parte del paisaje y de una memoria colectiva que nos pertenece y a la que pertenecemos. Porque sin memoria no hay poesía. Y la memoria es imprescindible para definir nuestra identidad y nuestro propio medio.
Granada, octubre 2017
TORRE Y RECINTO MUSULMÁN EN BENATAE (SIERRA DE SEGURA, JAÉN) s. XII. DOCUMENTACIÓN, LEVANTAMIENTO, ANÁLISIS GRÁFICO Y TERRITORIAL. En SOBRE UNA ARQUITECTURA HECHA DE TIEMPO. Metodología, Técnica y Conservación. Volumen 1. REUSO, Granada 2017.
EL SISTEMA DE TORRES DE ORIGEN MEDIEVAL ISLÁMICO EN SEGURA DE LA SIERRA (JAÉN). PRIMEROS RESULTADOS DEL PROYECTO “SEGURA”. En SOBRE UNA ARQUITECTURA HECHA DE TIEMPO. Metodología, Técnica y Conservación. Volumen 1. REUSO, Granada 2017.
ISBN: 978-84-338-6131-3
ISBN: 978-84-338-6131-3