lunes, 6 de abril de 2015

La memoria como construcción del sujeto


"Nunca nos permitamos vivir con amusia... 

... es decir, ni un solo día sin la compañía de las musas", mantenía el pintor Windham Lewis. Los artistas románticos para crear invocaban a las musas, hijas de Mnemósine, diosa de la memoria, que en la mitología griega siempre precedía a la función poética. Quizá por eso sostenía Valle-Inclán que sin memoria no hay poesía.
La memoria se comprende con el estudio de su opuesto, de la desmemoria, desde el olvido. La memoria elige lo que olvida, decía Borges. Por eficiencia y economía de la mente es necesario olvidar, por lo que nos queda por vivir y por nuestro compromiso con el presente. El olvido puede ser voluntariamente provocado o involuntariamente destruído. Cuando es almacenado o estratificado está disponible para ser utilizado de nuevo cuando interese, en el presente o en el futuro. Si el dato ha sido borrado o arrasado aparece el olvido por destrucción, verdadera negación del recuerdo. Es lo que ocurre con el enfermo de Alzheimer.

Somos memoria. La memoria es necesaria para que el individuo contemporáneo pueda definir su identidad y su propio medio. La memoria produce intensas interferencias sobre la arquitectura y las ciudades, tanto la memoria personal como la colectiva. La primera genera tantos paisajes como personas. La segunda es la que cada sociedad ha desarrollado sobre su propia cultura como depósito de mitos, tradiciones e innovaciones que interpreta dándoles significado. Memoria transmitida de manera social y que está constantemente cambiando, estableciendo una relación simbólica entre el sujeto y el medio en el que habita. La memoria no sólo sirve para que sepamos quiénes somos sino para que los demás sepan quiénes somos para ellos.



El tiempo es una condición inseparable de la memoria y también es un material del proyecto arquitectónico, vinculado siempre a la especulación del futuro desde el presente. Tanto en el proceso de proyecto como en la memoria, el tiempo interfiere como elemento distorsionador o fragmentador en la interpretación de la realidad.

Cuando se diluye el poderoso ligante de la memoria, la arquitectura de los recuerdos se derrumba. El recuerdo no posee argumentación, no es una narración que pueda ser evocada por una línea secuencial: El recuerdo nos presenta lo vivido como fragmentos de situaciones e imágenes inconexas no ordenadas temporalmente a las que les faltan un relato, un contexto y, por tanto, carecen de significación. Esa relación que establecemos con la realidad a través del tiempo y la memoria se transmite al proceso del proyecto e interviene en el trabajo arquitectónico. Cuando se ha recorrido el camino entre el realismo y la abstracción, se comprueba que el punto intermedio es la fragmentación, quizá porque los fragmentos se sitúan en el límite mismo de la realidad.

Portada The New Yorker, dibujada por Lonni Sue Johnson, artista con amnesia

La MEMORIA es la principal línea argumental de algunos de los cursos y talleres de Proyectos Arquitectónicos, dirigidos por Santiago Quesada y cuyos contenidos se articulan a partir de una conceptualización abstracta y lógica de una realidad que compartimos como parte de nuestra situación contemporánea.

Esta temática se enmarca en un proyecto en el que, desde el ámbito disciplinar de la arquitectura, se investigan y buscan soluciones habitacionales y espaciales concretas y adecuadas a las necesidades particulares de diferentes colectivos afectados por determinadas demencias relacionadas con el envejecimiento de la población.

Es una investigación que venimos desarrollando desde el año 2010, cuando colaboramos en la redacción de la Guía de Implantación: El espacio y el tiempo en la enfermedad de Alzheimer, elaborada por el Centro de Referencia Estatal de atención a personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias dependiente del IMSERSO del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Estos trabajos de investigación y las tesis doctorales que de ellos se van a derivar se han integrado dentro de la línea de investigación Neurociencia básica y aplicada del Programa de Doctorado en Biomedicina, Investigación traslacional y Nuevas Tecnologías en Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga.


VER MÁS:
La arquitectura de los recuerdos (artículo publicado en Diario SUR de Málaga)